Soy ingeniero mecánico egresado de ESIME, IPN, generación 68-72. Con estudios de posgrado en UNITEC en la maestría, aún sin grado, en Administración, 2002-2003, que incluyó la especialidad en Desarrollo en Habilidades docentes.
Me desempeñe en varios puestos tanto en empresas privadas como en dependencias públicas, desde programador de programación hasta gerente de calidad e ingeniería.
Desafortunadamente, en este país, el cumplir más de 40 años se convierte en el estigma de gente “obsoleta”, “viciada”, “que ya no tiene más que aportar”, a pesar de la experiencia acumulada.
Al cumplirse este ciclo y quedar sin empleo a los 46 años y sin posibilidades de encontrar trabajo de acuerdo a mi formación profesional, se presentó la oportunidad de impartir clases que, aunque no me había preparado para ello, ya lo había visualizado cuando fui estudiante.
Fue CONALEP Azcapotzalco, en 1996, quien me dio esa oportunidad iniciando con una modesta clase de Física en un solo grupo.
Partiendo del perfil de mi formación académica y de mi experiencia profesional se me fueron dando más opciones en diversas asignaturas como los diferentes niveles de matemáticas, dibujo, control de sistemas de calidad, entre otras.
A partir del año 2000 se me dio la oportunidad en la preparatoria de la Universidad Tecnológica de México, Campus Marina, en donde he impartido matemáticas, física, calidad y tecnología. Fue aquí que se me becó para estudiar la maestría.
Así fue como inicie mi función como docente.
¿Qué pienso y qué siento de ser profesor?
Siento una plena convicción, un gran compromiso y responsabilidad ya que tenemos a nuestro cargo la formación de la conciencia de los jóvenes estudiantes en las aulas.
En situaciones como las que vive el país, considero que cualquier cambio que busque el mejoramiento de las precarias condiciones de vida de los mexicanos debe pasar necesariamente por la educación.
Para esto los docentes debemos prepararnos de manera permanente con dedicación y entrega ya que tenemos en nuestras manos la posibilidad de moldear gente competente que más tarde conducirá los cambios que el país requiere.
¿Qué ha significado ser docente en educación media superior?
Un gran reto. Es un nivel complejo por la edad de los alumnos y por las deficiencias con las que arriban de la secundaria.
Reto porque he encontrado que existen problemas que hacen difícil la enseñanza en el salón de clases porque: los estudiantes tienen una formación pobre en el área de matemáticas, tienen dificultades para entender ideas matemáticas o resolver problemas y muchos estudiantes tienen cierta antipatía hacia la matemática ya que ésta requiere de un esfuerzo disciplinado.
¿Qué motivos de satisfacción tengo?
El experimentar como objetivo principal el desarrollar en el alumno la capacidad para discutir o comunicar información matemática, cuando sea relevante, y competencia para resolver los problemas matemáticos que encuentre en la vida diaria o en el trabajo profesional. Convencerlos de que la finalidad fundamental de las matemáticas es el desarrollo de la facultad de razonamiento y abstracción.
El encontrarme con alumnos ya egresados del bachillerato y que continuaron en el nivel superior y que reconocen la utilidad de las matemáticas en su aprendizaje posterior.
¿Qué motivos de insatisfacción reconozco?
No haber logrado al 100% los objetivos antes señalados y el no tener el poder de convencimiento para evitar el alto índice de deserción que se da sobre todo en CONALEP.
Porfirio Gómez
Me desempeñe en varios puestos tanto en empresas privadas como en dependencias públicas, desde programador de programación hasta gerente de calidad e ingeniería.
Desafortunadamente, en este país, el cumplir más de 40 años se convierte en el estigma de gente “obsoleta”, “viciada”, “que ya no tiene más que aportar”, a pesar de la experiencia acumulada.
Al cumplirse este ciclo y quedar sin empleo a los 46 años y sin posibilidades de encontrar trabajo de acuerdo a mi formación profesional, se presentó la oportunidad de impartir clases que, aunque no me había preparado para ello, ya lo había visualizado cuando fui estudiante.
Fue CONALEP Azcapotzalco, en 1996, quien me dio esa oportunidad iniciando con una modesta clase de Física en un solo grupo.
Partiendo del perfil de mi formación académica y de mi experiencia profesional se me fueron dando más opciones en diversas asignaturas como los diferentes niveles de matemáticas, dibujo, control de sistemas de calidad, entre otras.
A partir del año 2000 se me dio la oportunidad en la preparatoria de la Universidad Tecnológica de México, Campus Marina, en donde he impartido matemáticas, física, calidad y tecnología. Fue aquí que se me becó para estudiar la maestría.
Así fue como inicie mi función como docente.
¿Qué pienso y qué siento de ser profesor?
Siento una plena convicción, un gran compromiso y responsabilidad ya que tenemos a nuestro cargo la formación de la conciencia de los jóvenes estudiantes en las aulas.
En situaciones como las que vive el país, considero que cualquier cambio que busque el mejoramiento de las precarias condiciones de vida de los mexicanos debe pasar necesariamente por la educación.
Para esto los docentes debemos prepararnos de manera permanente con dedicación y entrega ya que tenemos en nuestras manos la posibilidad de moldear gente competente que más tarde conducirá los cambios que el país requiere.
¿Qué ha significado ser docente en educación media superior?
Un gran reto. Es un nivel complejo por la edad de los alumnos y por las deficiencias con las que arriban de la secundaria.
Reto porque he encontrado que existen problemas que hacen difícil la enseñanza en el salón de clases porque: los estudiantes tienen una formación pobre en el área de matemáticas, tienen dificultades para entender ideas matemáticas o resolver problemas y muchos estudiantes tienen cierta antipatía hacia la matemática ya que ésta requiere de un esfuerzo disciplinado.
¿Qué motivos de satisfacción tengo?
El experimentar como objetivo principal el desarrollar en el alumno la capacidad para discutir o comunicar información matemática, cuando sea relevante, y competencia para resolver los problemas matemáticos que encuentre en la vida diaria o en el trabajo profesional. Convencerlos de que la finalidad fundamental de las matemáticas es el desarrollo de la facultad de razonamiento y abstracción.
El encontrarme con alumnos ya egresados del bachillerato y que continuaron en el nivel superior y que reconocen la utilidad de las matemáticas en su aprendizaje posterior.
¿Qué motivos de insatisfacción reconozco?
No haber logrado al 100% los objetivos antes señalados y el no tener el poder de convencimiento para evitar el alto índice de deserción que se da sobre todo en CONALEP.
Porfirio Gómez

Buenas noches profesor Porfirio
ResponderEliminarLo que usted comenta en torno a la imposibilidad que tenemos aquellas personas que hemos rebasado los 40s años, es muy cierto, deja de verse a los adultos mayores como gente productiva, ojalá el cambio de sé dé cuando las nuevas generaciones observen que la suma de esfuerzos y capacidades darán al país los mejores resultados. Los adultos mayores y sobre todo los viejos poseen la sabiduría que los jóvenes pese a la inteligencia, el atrevimiento, la audacia, la fuerza y demás no han alcanzado. Nosotros ya hemos construido ellos están por hacerlo. La orientación de unos y el entusiasmo de otros es la ecuación perfecta.
La educación, el espacio que le acogió, es lugar adecuado para transmitir toda la experiencia, conocimiento , templanza y demás que los jóvenes requieren para ser lo que podarán ser. Muchas felicidades.